PROPIEDADES
GENERALES DE LAS RESPUESTAS INMUNITARIAS
El término inmunidad deriva de la palabra
immunitas, término que designa la protección ofrecida a los senadores romanos
como defensa frente a cualquier acción judicial durante el ejercicio de su
cargo.
Las células y las
moléculas responsables de su ejecución constituyen el sistema inmunitario, y su reacción conjunta y coordinada frente a
la entrada de sustancias ajenas de denominada respuesta inmunitaria.
La función
fisiológica del sistema inmunitario consiste en la defensa contra los
microorganismos infecciosos. Sin embargo, incluso una sustancia ajena que no
tenga carácter infeccioso puede despertar una respuesta inmunitaria.
Los mecanismos de la inmunidad innata
aportan la primera defensa contra las infecciones. Las respuestas inmunitarias
adaptativas surgen más tarde y consisten en la activación de los linfocitos.
Las cinéticas de las respuestas inmunitarias innatas y adaptativas no son más
que aproximaciones y pueden variar en las diversas infecciones.
INMUNIDAD INNATA Y ADAPTATIVA
La inmunidad innata (también llamada
inmunidad natural o espontánea) aporta la primera línea de defensa frente a los
microbios está constituido por unos mecanismos de defensa celulares y
bioquímicos ya instaurados incluso antes de contraerse la infección y
preparados para responder con rapidez una vez producida.
A diferencia de
la inmunidad innata, hay otras respuestas inmunitarias que son estimuladas por
la exposición a los microorganismos infecciosos, cuya magnitud y capacidad
defensiva crece con cada exposición sucesiva a un microorganismo concreto. Dado
que esta forma de inmunidad aparece como respuesta a una infección y se adapta
a ella, recibe el nombre de inmunidad
adaptativa. Sus características definitorias son una exquisita
especificidad frente a diversas moléculas y la propiedad de –recordar- las
exposiciones repetidas al mismo microbio para responder con mayor energía.
La imunidad humoral depende de los linfocitos B y de sus productos
de secreción, los anticuerpos y
actúa en la defensa contra los microorganismos extracelulares.
La inmunidad celular es tarea de los linfocitos T y de sus
productos, como las citosinas y tiene importancia para la defensa contra los
microbios intracelulares.
En la inmunidad humoral, los linfocitos B
segregan anticuerpos que impiden las infecciones y eliminan los microorganismos
extracelulares. En la inmunidad celular, los linfocitos T cooperadores activan
la supresión de los microbios fagocitados en los macrófagos o los linfocitos T
citotóxicos destruyen directamente las células infectadas.
La inmunidad
puede adquirirse tras las respuestas a un antígeno (inmunidad activa) o
mediante el paso de anticuerpos o de células procedentes de una
persona(inmunidad pasiva).
La inmunidad activa obedece a una respuesta
del huésped frente a un microorganismo o a un antígeno microbiano, mientras que
la inmunidad pasiva se adquiere por la transferencia adoptiva de anticuerpos o
linfocitos T específicos para el microbio. Las dos formas de infección aportan
una resistencia a la infección y son específicas para los antígenos
microbianos, pero solo las respuestas inmunitarias generan una memoria
inmunitaria.
Características principales de las respuestas
inmunitarias adaptativas